TERRITORIO Y ADMINISTRACIÓN.
EL IMPERIO ANTIGUO.
Organización Territorial
Se denominan “Nomos” a las unidades administrativas
regionales en que fue dividido Egipto, un sistema que
permitió al rey atender mejor los asuntos relacionados con
el pago de impuestos, la irrigación de las tierras, la
organización del trabajo o el comercio, es decir, la
obtención de un control más uniforme por el Estado central
de sus provincias, ayudándose de una serie de oficiales que
eran puestos a la cabeza de éstos, con deberes muy
específicos.
La
palabra Nomo comienza a utilizarse en Época Ptolemaica,
refiriéndose a las cuarenta y dos provincias en que estaba
dividido Egipto, aunque la palabra egipcia real es “Sepat”.
A pesar de que su número y denominación varía dependiendo de
la época de la que hablemos, puede decirse que existían unos
22 nomos por provincias cuyo nombre era representado por una
especie de estandarte con una figura sobre él, de ahí que se
conozca por ejemplo al nomo número XV del Alto Egipto como
el “Nomo de la Liebre” o al número I del Bajo Egipto como el
“Nomo del Muro Blanco”.
Se sabe que el sistema de nomos nació en algún momento de la
III Dinastía, aunque hay que diferenciar el Alto Egipto del
Bajo Egipto. Existe una impronta de sello que data de época
del rey Neterijet que podría estar representando un
estandarte del nomo número 8 del Alto Egipto. Del mismo
modo, varias inscripciones halladas en el complejo funerario
de la Pirámide escalonada, datadas en el reinado de Nineter,
muestran el signo del decimosexto nomo del Alto Egipto.
Reformas en el Gobierno
Acostumbramos a pensar que los reyes del Imperio Antiguo
contaban con una administración sólida y un gobierno
exageradamente estable, careciendo de la necesidad de llevar
a cabo reformas en el sistema.
Sin embargo, tenemos pruebas de que durante esta época se
produjeron numeroso cambios en la administración, en la
forma de gobierno, estableciéndose, a partir especialmente
de la V Dinastía una serie de reformas con casi cada rey que
ascendía al trono.
Hasta
el reinado de Dyedkara Isesi, parece que el trabajo de los
altos oficiales de la administración se reducía a
inspecciones temporales de los trabajos que se realizaban en
aquéllas provincias que estaban a su cargo. Sin embargo, ya
con este rey, vemos que algunos de ellos ya disponen de un
enterramiento en las provincias y, de hecho, allí se
entierran, lo que significa que debían de tener en ellas su
residencia permanente. Al mismo tiempo, se nombran dos
visires en la capital, a diferencia de las anteriores
prácticas que consistían en uno sólo.
Durante el reinado de Unas parece haberse renovado todo el
sistema antiguo de la tan centralizada administración, pero
será con Teti, cuando diferentes líderes de expediciones se
procuren una tumba en Elefantina, de manera que puede verse
un incremento en el interés de Egipto en la zona del sur.
El posible asesinato de Teti e incluso un atentado contra su
propia vida, es consecuencia, de que Pepi I tome medidas
excepcionales con los oficiales encargados de su guardia
personal, mientras que con Pepi II, los nobles del Alto
Egipto adquieren una nueva función consistente en la
recaudación de impuestos dentro de sus propias provincias,
siendo supervisados por el visir del sur.
A finales de la VI Dinastía, los nomarcas combinaban sus
funciones en el gobierno con la administración de los
templos y son elevados al rango de “príncipe hereditario”.
Es durante la VIII Dinastía cuando empiezan a hacer su
aparición verdaderos problemas, comenzando una revuelta
contra la corona en Tebas, aunque es posible que el control
de la capital y de las provincias siguiese en manos de la
autoridad central, por lo que no parece, para muchos
autores, que fuese la causa de la caída del Imperio Antiguo.