UN POCO DE HISTORIA.

EL EGIPTO PREHISTÓRICO (700.000 - 4.000 a.e. aprox.).

 

 

 

La Historia del Egipto Faraónico y todo lo que conlleva su cultura, en el amplio sentido de la palabra, no puede ser entendida sin conocer cómo se llegó hasta ella, es decir, sus inicios más ancestrales.

En Egipto la Historia no comienza con las Pirámides de Giza o la anterior Pirámide escalonada de Dyeser (más conocido como Zoser). Para entonces, habían pasado miles de años durante los cuales se habían configurado y establecido los principios esenciales que caracterizan a esta antigua civilización.

 

• Este capítulo, en tanto en cuanto se pretende con este libro una rigurosidad máxima, no puede comenzar con el típico dicho “Egipto es un don del Nilo”, y esto por varias razones. Egipto no ha tenido siempre el clima que ahora conocemos, no siempre ha sido un desierto tan árido; por otra parte, el Nilo no era tal y como hoy lo conocemos, sino que en muchas temporadas del año consistía tan sólo en un pequeño riachuelo.
  
  Desde época muy antigua, Egipto vio cómo las migraciones humanas desde Africa oriental al resto del Viejo Mundo. Un ejemplo lo tenemos con el Homo Erectus que no sólo visitó Egipto sino que es más que probable que se estableciese en el Valle del Nilo. Ya de esta época se han encontrado en Abassiya y en Tebas (actual Luxor) varias herramientas asociadas a los primeros homínidos.
  
  La Prehistoria de Egipto puede dividirse en las siguientes etapas:
   

  1. A.- Paleolítico, que se subdivide en Paleolítico Bajo, Medio, Alto, Tardío y Epipaleolítico y comprende desde los años 700.000 ó 500.000 antes de nuestra era hasta el 7.000 a.e.
     
     B.- Período Neolítico del Sahara, que comprende los siguientes años: 8.800 a.e. hasta el 4.700 a.e.
      

  A partir de esas fechas deja de llamarse Prehistoria para denominarse Predinástico, esto es, el período anterior al Egipto Dinástico, a las Dinastías de los reyes egipcios.
  
  También hay que tener en cuenta que, a pesar de estas divisiones, el desarrollo cultural y tecnológico no fue el mismo en todo el territorio egipcio, teniendo que distinguir en la mayoría de las ocasiones entre el Alto y el Bajo Egipto, fundamentalmente con predominio del Sur (Alto Egipto) sobre el Norte (Bajo Egipto).

  
  Del Bajo Paleolítico se han hallado numerosas hachas especialmente en la zona del desierto del Alto Egipto como en Luxor o cerca de Abydos (Nag Ahmed el Califa), pero de lo que no hay resto alguno es de huesos humanos. Ya en el Paleolítico Medio, alrededor del 250.000 a.e., las hachas presentan una estructura bifacial, con dos caras utilizables, además de cuchillos, como se pudo comprobar en un depósito cercano a la ciudad de Qena (Taramsa-1).
  
  Es en este período en el que encontramos, por primera vez restos humanos. También es necesario entender que, el Nilo también ha acabado con muchos de los depósitos de estas fechas, por lo que contamos con pocos datos para poder componer la Historia en su totalidad. Estos restos humanos encontrados en Taramsa-1, cerca del Templo de Hathor en Dendera, pertenecen a un niño y se considera que, probablemente, sea la tumba más antigua identificada en Africa.

  
  Del Alto Paleolítico es raro encontrar restos en Egipto; la única evidencia se encuentra en el Egipto Medio (Nazlet Khater-4). Es precisamente en este lugar en donde pueden encontrarse lo que podrían denominarse como las minas de sílice más antiguas del mundo, utilizando para su extracción tanto galerías subterráneas, como trincheras o agujeros de hasta dos metros de profundidad. Y también es en esta zona en la que aparece la segunda tumba más antigua, próxima a la mina: el cuerpo del difunto estaba sobre su espalda y con un hacha bifacial colocada próxima a su cabeza.
  
  Llegamos al Paleolítico Tardío y nos encontramos con pequeños grupos de personas que, además de cazar, pescaban en grandes cantidades durante dos temporadas de pesca. Por los restos hallados se sabe que los peces eran los denominados Tilapia y Pez Gato. El clima continúa siendo superárido pero el problema es que ahora el Nilo cada vez arrastra menos agua y sí más barro, aunque sobre los años 13.000 a 12.000 a.e., como resultado del final de la Edad de Hielo, el Nilo sufre una enorme crecida en su caudal provocando constantes y catastróficas inundaciones como en el caso de Makhadma-4, al norte de Qena. Precisamente en este lugar se han hallado numerosos restos de peces Tilapia y Clarias de pequeño tamaño, lo que indica que los instrumentos utilizados para su pesca debían ser bastante sofisticados.
  
  De esta época, destacan tres cementerios, siendo el más importante el de Gebel Sahaba, en donde se han encontrado hasta cincuenta y nueve esqueletos. Las tumbas son simples agujeros en el suelo tapados por una losa de piedra arenisca. Los cuerpos estaban colocados en posición contracta, con la cabeza hacia el este y mirando al sur, junto con material lítico. Precisamente resultan de gran interés estos restos humanos porque parte de ellos, en concreto veinticuatro, muestran señales de muerte violenta.
  
  Posteriormente al Paleolítico Tardío y entre los años 1.000 a 8.000 a.e. no existen evidencias de presencia humana en Egipto, quizá por el descenso de las aguas en el Nilo lo que crearía un efecto perjudicial e las condiciones medioambientales. De aquí al Epipaleolítico llegamos al año aproximado del 7.000 a.e., en el que de nuevo podemos encontrar grupos humanos en el Valle del Nilo. En El-Kab se han hallado restos en buen estado de conservación gracias a que se encontraban dentro del recinto amurallado de Época Predinástica.

  
  La práctica de la pesca se desarrolla enormemente, de manera que incluso la actividad se lleva a cabo en el canal principal del Nilo, lo que indica que ya estarían usando botes adecuados para ello. Hay cazadores de gacelas y ovejas salvajes y los habitantes de El Kab puede decirse que eran cazadores nómadas.
  
  El tiempo sigue transcurriendo y en la fase Qaruniense, llamada así por la zona cercana al lago Qarun, se encuentran nuevas tumbas, en concreto, el cuerpo de una mujer de unos cuarenta años cuyas características físicas son ya más modernas que las halladas en el Paleolítico.