MISTERIOS DE EGIPTO:

¿EXISTIÓ REALMENTE EL REY ESCORPIÓN?



Mucho ha dado que hablar el Hollywoodiense Rey Escorpión. Han pasado ya unos años desde aquélla primera producción cinematográfica, mientras que este año 2008 nos regala una segunda. Lo que sí es cierto, es que todavía hoy muchas personas preguntan sobre la veracidad de los hechos mostrados en ella y si el Rey Escorpión es un personaje real o de ficción.

En realidad existieron dos "reyes" (gobernantes) Escorpión: el Escorpión (I?) de la tumba U-j, bajo cuyo gobierno durante la “Dinastía 00” surge la escritura, y el Escorpión II (“Dinastía 0”), el de la cabeza de maza hallada en Hierakonpolis, objeto por el cual, teniendo en cuenta el lugar elegido para dedicar esta maza ceremonial, se cree que pudo pertenecer a la casa real de Hierakonpolis. (También existen otros motivos por los que algunos egiptólogos son partidarios de esta
opción).

La tumba de Escorpión I es denominada como U-j y está localizada en el "cementerio U" de Abydos, que data de época predinástica. Es la más grande de las halladas de esta época, contando con 11 cámaras. En ellas se encontraron numerosas vasijas y etiquetas hechas de hueso, que posiblemente correspondiesen a las vasijas indicando quién fue el que ordenó llevarlas hasta el lugar en que se encontraron, es decir, quién era el destinatario de las mismas. ¿Por qué motivo es, además, importante esta tumba?:

Cabeza de maza ceremonial de Escorpión II. Fragmentos de caliza con bajo-relieves. Restaurada. Hierakómpolis, Depósito principal. Ashmolean Museum. E3632.Resulta fundamental para conocer las causas que dieron lugar a la escritura en Egipto. Las etiquetas halladas en la tumba contienen la evidencia de la escritura más temprana conocida en Egipto. Se trata de
pequeñas inscripciones en las que se recoge la procedencia de los bienes hallados (las vasijas) y la cantidad que se traía de aquéllas zonas con las que se mantenían relaciones comerciales. Entre las inscripciones nos encontramos con el número 8 y, una serie de localidades mencionadas como es el caso de Bubastis, ciudad del Delta del Nilo. Bubastis está escrito con los jeroglíficos bA y st, es decir, Bast, identificándose como un forma temprana de nombrar a la ciudad de Bubastis.

Esta tumba nos permite ver cómo la escritura es una consecuencia lógica de la necesidad de dejar por escrito determinados registros a medida que la sociedad avanza mientras todo ello da lugar a la creación de un Estado. Puede pensarse, así, que la centralización del poder político y económico y su auge cada vez mayor, requiere unas formas de administración más complicadas, y que esa fue la causa de que sea necesario ir recogiendo todo lo que sucede dando lugar a la escritura. Sin embargo, estamos de acuerdo con diversos autores (como Toby Wilkinson) que opinan que esto no es más que una consecuencia de la formación de los estados y no la causa que lleva a ellos o al nacimiento de la escritura.

De aquí se deduce que el inicio de la escritura se produjo en este período y que las causas son la necesidad de tener un registro o control a medida que la producción y los oficios se iban especializando y se mantenían relaciones comerciales con otras zonas del propio Egipto o con otros pueblos, como es el caso de Mesopotamia; se han hallado unas setecientas jarras que procedían de Palestina.

Asimismo, del tamaño de la tumba y de los bienes y objetos encontrados en ellas, puede deducirse que Escorpión I gozó de un próspero gobierno, e incluso, como han señalado algunos, que vivió durante una época en la que Egipto ya se encontraba unificado. Sin embargo, esta última apreciación ha de tomarse con prudencia ya que no existen evidencias de la misma época hasta el momento, por lo que no puede apoyarse esta teoría con ningún otro dato semejante. Lo que sí resulta cierto es que la unificación de Egipto comenzó ya durante la llamada “Dinastía 00”, tal y como lo considera Francesco Raffaele, en su artículo Dinastía 00, Naqada IIc (IIC)-IIIa2 (IIIA2), siendo muy representativos de este hecho una serie de graffiti en Gebel Tjauty en los que posiblemente se estén narrando una victoria militar de Escorpión I sobre el gobernante de un estado regional cercano.

Con respecto a la tumba de Escorpión II, nunca ha sido hallada con total seguridad. Dreyer y Hoffman han apuntado a la tumba B50 del "Cementerio B" de Abydos como posible lugar de enterramiento de este gobernante, entre otros motivos, por la estructura de la misma. Otros, como Brinks, piensan que las referencias históricas y arqueológicas (por ejemplo el que no hayan sido halladas evidencias en Abydos, la cabeza de maza encontrada en Hierakómpolis...) hacen posible pensar que este rey fuese enterrado en Hierakómpolis .

Esta tumba B50, designada de esta forma por Dreyer, se encuentra al este del complejo del rey Aha. Petrie la recoge en sus planos del cementerio, pero ni la numeró ni fue descrita por él. Consta de cuatro cámaras y en la
re-excavación a cargo de la expedición alemana encontraron que la tumba estaba completamente vacía, a excepción de unas pequeñas etiquetas de material óseo, en las que se hallaban inscritos una serie de números, y varias cuentas de fayenza. Desgraciadamente, la tumba no puede ser datada, lo que dificulta su asignación a un determinado gobernante. A pesar de ello, su orientación semejante a las B7/9 (Ka) y B17/18 (Narmer) resulta, para los que se encuentran a favor de su atribución al rey Escorpión II, otro factor a tener en cuenta a tal efecto.

Aunque algunos egiptólogos tampoco se encuentren conformes con que el signo escorpión hallado en la cabeza de maza ceremonial corresponda al nombre de este gobernante y, por ende, de su dueño, en la actualidad es sabido que uno de los símbolos de poder en esa época es la roseta, un símbolo muy utilizado y al que se le ha atribuido el significado de “gobernante”.